#DatoProtegido, ego exacerbado...
- Faro Analítico Staff
- 8 ago
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¿Cómo creer en un proyecto político que se proclama distinto si sus representantes son ejemplo de los mismos vicios que juraron combatir?
En política, pocas cosas resultan tan corrosivas como la incongruencia. La reciente polémica en torno a la diputada conocida como #DatoProtegido y su esposo, ambos legisladores federales, es un recordatorio incómodo de cómo el discurso de austeridad tan enarbolado por la 4T, no pasa de ser una alegoría de palabras huecas cuando en la realidad personal se vive entre lujos desmedidos y un derroche que no conoce de pudor.
Bolsas de diseñador, relojes de colección, ropa de marcas exóticas y un estilo de vida que rebasa con creces el salario de cualquier servidor público, se han convertido en la vitrina de una pareja que, hasta hace poco, señalaba con dedo acusador los excesos y frivolidades de sus adversarios políticos. Hoy, las imágenes que circulan en redes sociales exhiben un doble rasero: el de quienes predican pobreza franciscana mientras practican un consumo estridente y ostentoso, contraviniendo con hechos los mandamientos de la macuspana.
El problema no es solo la incongruencia moral, sino la herida que este tipo de episodios abre en la confianza ciudadana. La doble moral, en estos casos, no solo desnuda el ego desbordado de ciertos personajes, sino que golpea de lleno a la democracia, que se alimenta de credibilidad y coherencia.
Quizá quede pendiente una segunda parte de esta historia: la que indague de dónde proviene el caudal económico que sostiene tanto lujo. Por ahora, la primera lección es clara: no se puede vestir de pueblo mientras se vive como magnate. El costo de esa hipocresía es, sin duda, mucho más alto que cualquier bolso de diseñador.
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